De Open a Tactical

Existen casos en los que un deporte como el IPSC, conocido en España como Recorridos de tiro, ha supuesto un banco de pruebas donde evaluar conceptos que más tarde, una vez comprobado que realmente funcionan, puedan aplicarse al mundo profesional. La aplicación de visores réflex en armas cortas es uno de ellos.

Del deporte al combate

La modalidad Open de IPSC, es la que actualmente consigue realizar los ejercicios de una competición en tiempos imposibles para otras modalidades. Uno de sus secretos es la aplicación de visores de punto rojo en las armas. Estos visores suelen adaptarse por medio de piezas atornilladas al armazón de la pistola, con ello se consigue que el visor se mantenga inmóvil, mientras la corredera se desliza por el armazón facilitando la tarea de apuntar y aliviando el sufrimiento de la óptica con el vaivén de la corredera. Pero estas piezas, junto con el propio visor, suponen un gran incremento del volumen total del conjunto, haciendo su de su porte algo bastante incómodo. La evolución tecnológica permite hoy en día una reducción sustancial en el tamaño de estos visores (versiones mini de visores réflex ya existentes llamados comúnmente mini-miras) y el dotarles de una robustez capaz de soportar sin problemas el movimiento de las correderas de calibres como el 40 SW o el 45 ACP. Visores  como pudieran ser los magníficos Leupold Deltapoint, Trijicon RMR, DocterSight,C – More STS o Insight MRDS. Prescindir de la pieza de acople permite portar el arma con extrema facilidad, usando fundas convencionales. Cuando este concepto de mira llegó a las armas largas, muchos tiradores pensaron que se trataba solamente de una nueva moda, se equivocaron. Actualmente la difusión de visores réflex en armas deportivas o profesionales, así como holográficos, es enorme.

¿Por qué poner visores réflex en armas cortas de servicio o defensa?

Existen varias razones, por supuesto: los intereses comerciales de las firmas que lo ofrecen es una de ellas. Los visores réflex no tienen magnificación, de modo que el tirador puede disparar con ambos ojos abiertos, sin que se distorsione la imagen percibida que parece como si un láser incidiera en el objetivo. La vista no debe centrarse en los elementos de puntería tradicionales (alza y punto), que permanecen como elemento de emergencia, con lo que el objetivo se mantiene borroso, si no que puede enfocar para ver con nitidez al elemento hostil y todavía ver el punto rojo con claridad. Este enfoque, una vez el tirador se ha habituado, permite realizar los disparos sustancialmente más rápido que con el método tradicional. Además el brillo del punto de referencia ayuda a la puntería en ambientes de escasa luminosidad.

Visores y armas

Este nuevo concepto es denominado de forma diferente por cada fabricante de armas. La austriaca Glock lo adopta en los modelos de 4ª Generación en armas de calibres como el 9mmPb, el .40 SW, el .45 ACP o el 10mm Auto, todas ellas con el apellido MOS (Modular Optic System): modular, porque permite el uso del arma tanto con el visor instalado como sin él. Un fabricante con larga experiencia y presente en muchos ejércitos con la sempiterna Browning M-2 o la Minimí, es la belga FN, quien presenta una versión de su joven pistola la FNX-45 Tactical en el potente .45 ACP, una semiautomática de polímero con una capacidad de 15 cartuchos, un arma muy a tener en cuenta en las Unidades de Operaciones Especiales, que se suministra con dos adaptadores de montaje para diferentes visores. De polímero son también las Smith & Wesson Pro Series C.O.R.E (Competition Optics Ready Equipment), de la gama MP (Military and Police), en sus modelos MP-9, MP-9L, MP-40 y MP-40L, en los calibres que su propia nomenclatura indica. La L es de “long”, ya que son versiones con corredera extendida y, por tanto, mayor longitud de cañón. Sig-Sauer se une a esta tendencia con su serie RX, con armas de polímero como las P320, o de aleación de aluminio, como las P226 y P227, destinadas al mercado de las fuerzas del orden, pero también con acceso al público en general.